La agricultura de regadío en España es un subsector de la actividad agraria de gran importancia, que genera aproximadamente el 71% de la Producción Final Vegetal, empleando aproximadamente el 22% de la superficie cultivada.
Las transformaciones de tierras de secano en regadío tienen una larga tradición en España, aunque es durante el siglo XIX, y sobre todo en el XX, cuando el Estado interviene decididamente, convirtiendo la transformación de regadíos en una parte fundamental de la política agraria.
La política de regadíos sigue constituyendo un eje fundamental dentro de las políticas de desarrollo rural, tanto por su contribución a la lucha contra el despoblamiento y a la generación de empleo y valor añadido en el medio rural, como por su papel imprescindible para el abastecimiento de alimentos sanos, seguros, de calidad y a precios razonables.
A través de la política de regadíos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se han ejecutado en las últimas décadas sucesivos planes de actuaciones en el ámbito del regadío, basados principalmente en una serie de inversiones en la creación de nuevas infraestructuras de regadío y en la modernización de regadíos ya existentes, con el fin de hacer un uso eficiente y sostenible los recursos.
Todas las actuaciones deben estar previamente Declaradas de Interés General por ley, son sometidas a una evaluación de impacto ambiental y se realizan en coordinación con la autoridad gestora del agua en España, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), define la soberanía alimentaria como el derecho de los pueblos a definir y controlar sus sistemas alimentarios y de producción de alimentos tanto a nivel local como nacional, de forma equitativa, soberana y respetuosa con el medio ambiente.
En las definiciones y derechos de la población, contempladas en legislación española, encontramos puntos comunes como:
alimentación nutritiva,
culturalmente adecuada,
accesible,
producida de forma sostenible, ecológica y socialmente justa,
Las Comarcas Agrarias son unidades espaciales intermedias entre la provincia y el municipio, sin personalidad jurídico-administrativa, que tienen un carácter uniforme desde el punto de vista agrario para la planificación.
La utilidad de esta división ha sido evidente, como en la aplicación de medidas de la Política Agraria Comunitaria (PAC) que en algunos de los casos se referenciaban a los índices de regionalización productiva asociados a las distintas comarcas agrarias.
Mapas de las distintas realidades territoriales del regadío a nivel nacional, en interacción con sus características sociales, económicas y ambientales.
Informes generales y específicos del estado del regadío, que permitan mostrar su evolución en el tiempo en los ámbitos técnico, económico, social y medio ambiental para su sostenibilidad.